PECANDO DE SINCERIDAD

La vida es puro teatro
 Para empezar, quisiera decirles que este artículo es sólo una opinión personal, que no pretendo ofender a nadie, y que no aparecen casos reales en él, sino generalizaciones que se repiten en todas partes, y que además, van a ser tratadas con un poco, o un mucho, de ironía. Si alguien se siente ofendido o molesto, sólo tiene que dejar de leer, aunque yo también le recomendaría un ejercicio de introspección a estas personas que se molestan tanto por todo. Hay muy buenos psicólogos que necesitan trabajo y que harían una gran labor para la sociedad si los tuvieran como pacientes. Todo este rollo de introducción que les he soltado se debe a lo peliagudo del tema que les traigo hoy. Soy una persona sincera, no puedo evitarlo. Odio la expresión "políticamente correcto" cuando se refiere ni más ni menos que a la hipocresía de toda la vida, que no es el mismo uso que cuando se utiliza con la finalidad de suavizar o evitar cualquier tipo de conflicto. Si ustedes también lo son, enseguida les habrán venido a la mente varias ocasiones en que su sinceridad les provocó algún quebradero de cabeza, ya fuera este un simple disgusto o un problema en toda regla. Y permítanme decirles algo muy importante: ser sincero no está bien visto, es más, a las personas que lo son se las suele vigilar muy de cerca en todos los ambientes en los que se mueve. Pero no es de la sinceridad de lo único que quiero hablarles hoy, sino de la facilidad con que una persona que va de frente habla con los demás sobre cualquier tema, exponiendo sus ideas y, por supuesto, aceptando las del otro aunque sean totalmente opuestas. La persona sincera huye de las malas interpretaciones cuando emite un juicio o da una opinión, sabedora de la importancia que subyace en el mensaje que quiere transmitir. Y no estoy hablando de la mala educación de ir por ahí soltando a diestro y siniestro cualquier cosa que nos venga a la cabeza, que eso tampoco es sinceridad, sino un tipo de falta de respeto hacia los demás, y que suelen practicar muchos de los que se autodenominan sinceros. Nadie podrá decir que una intervención de alguien sincero "parecía insinuar" esto o aquello, porque además suelen ser muy directos, e ir al meollo de lo que quieren comunicar. Es por este motivo que lo mismo son de suma importancia en algunos ámbitos, como denigradas en otros, esos en los que la hipocresía de toda la vida es la reina, esos en los que se susurran las cosas al oído porque las paredes oyen, esos en los que quienes no pueden soportar oír la verdad, o al menos, lo que piensa otro de ellos, serían víctimas del sus palabras. Es en estos en los que me voy a centrar a continuación y no sin un poco de humor para intentar hacerles llegar mi mensaje. Están las personas que te preguntan lo que piensas acerca de cualquier tema y cuando oyen tu respuesta ponen cara de que hubiera sido mejor no haber preguntado, porque, obviamente, les has contestado lo que piensas, no lo que ellos querían oír. Esas personas suelen utilizar el lenguaje de una forma muy distinta al uso que de él hace el primer grupo. Este segundo grupo se caracteriza por sacar de contexto y tergiversar mensajes y conversaciones. Son expertos en tener "grupos de whatsapp de grupos de whatsapp", algo que me maravilla, y que les ilustraré con un ejemplo: Pongamos que Pepita (sí, me parece que vamos a tener que meter a nuestra Pepita en plantilla) está en el grupo "AMIGOS", ese grupo tan genial en el que se bromea, se ponen memes, se organizan quedadas y fiestas de cumpleaños de los niños y los padres, y en fin, se tiene una relación de "amistad". Si ustedes tuvieran ocasión de acceder a su móvil, podrían encontrar un grupo con algún nombre que implique que los miembros son los mismos, aunque no todos, porque no lo neguemos, hay amigos y amigos. Por ejemplo, si Pepita tiene poca imaginación, le habrá puesto el título de "AMIGOS 2", pero dos grupos con un nombre tan parecido pueden provocar que la interfecta publique una cosa donde en realidad quería publicar otra y se líe aquí la de Dios es Cristo. Así que si es un poco menos simple lo titulará "LOS OTROS", "EL OTRO LADO", o algo similar que lo diferencie claramente del primero. Pepita empezará sus frases con expresiones del tipo "A mí no me gusta criticar/malmeter/meterme donde no me llaman pero...", o "Estoy harta de tanto liante...". ¡Ah, y antes de que se me olvide! Donde escribo Pepita pueden ustedes leer Pepito, no se me vaya a molestar alguien diciendo que siempre pongo a una mujer como ejemplo. Lo siento, pero es que mayormente me muevo entre mujeres y es su mundo el que más conozco. Bien, pues nuestra protagonista se llevará bien con la mayoría de vecinos, amigos y compañeros de trabajo porque sabe muy bien cuando una pequeña mentira u omisión la salvará del destierro: Es lo que yo llamo una "bienqueda". Sí, sí, claro que he oído hablar de las mentiras piadosas, pero esas no son nunca para beneficio propio. La diferencia, si me permiten ir acabando, entre una persona sincera de verdad, pero educada y abierta, y Pepita, es que la primera estará rodeada de un grupo reducido de personas a lo largo de su vida, ya sean miembros de su familia, compañeros de trabajo, vecinos o amigos, porque no quiere a nadie más a su alrededor, porque huye de dramas, victimismos y complejos de culpa, mientras que Pepita será amiga de todo el mundo, tratará con toda su familia y sus compañeros de trabajo, amigos y vecinos, pero en A y en B, cuchicheando, abriendo un número ilimitado de grupos de whatsapp, presentando una opinión diferente en función de la persona con la que esté hablando y, en definitiva, sacrificando su tranquilidad mental y hasta física, y su honestidad porque a ella, señores, "no le gusta molestar a nadie".

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