Afortunadamente, he llegado a esa edad, esa que no se representa con un número, esa para la que no se celebra cumpleaños, a pesar de ser la más importante de todas, esa en la que tengo un puñado de certezas que en adelante regirán mis decisiones hasta el fin de mis días.

A esta edad ya sé que a veces hay que escuchar al corazón por encima del cerebro, que las cosas importantes de la vida no cuestan dinero, que los verdaderos amigos siempre están, que nuestros padres nos han hecho las personas que somos, que los hijos son una parte muy importante pero que no lo son todo, que el trabajo debe ocuparte solamente el tiempo justo, que las malas personas no cambian, simplemente se disfrazan, que hay números que puedes marcar siempre para encontrar consuelo al otro lado, pero también hay otros que no sirven para nada en tu agenda, ni en tu vida, que hasta las malas experiencias son útiles, que en las malas siempre están los mismos y en las buenas está todo el mundo, que la opinión de los demás no es más que eso, una opinión, y que la mayor parte de las veces quienes opinan y juzgan con tanta soltura no tienen toda la información para hacerlo, que el verdadero amor no siempre es el primero y que el primero no es siempre el mejor, que quienes quieran que des todo por ellos antes tendrán que demostrar que ellos harían lo mismo por ti.

Afortunadamente, he llegado a esa edad en la que soy consciente de que he vivido más de la mitad de mi vida y no sé cuánto tiempo tengo por delante. Pero sí sé que he hecho tantas cosas que no quería, que ya solamente me queda hacer las cosas que quiero. Sé que los ángeles casi nunca tienen alas y que nadie se va de verdad porque llevamos a quienes amamos en el corazón aunque no estén.

Afortunadamente, he llegado a esa edad en la que puedo mirarme al espejo y decir alto y claro "SOY YO", con todos mis aciertos aplaudidos y mis errores pagados y pendientes, con mis virtudes y mis defectos y miles de batallas perdidas, pero sobre todo, con los bolsillos llenos de ilusión por vivir lo poco o lo mucho que me quede.

Y a ti, porque estás leyendo esto, te doy las gracias y te deseo que tú también llegues a esta bendita edad, sea cuando sea. 


 


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